¿Cuál fue la situación de los homosexuales en España durante la Transición y los años 80?
- Paula González
- 13 nov 2020
- 10 Min. de lectura
El contexto en el que nos encontramos abarca finales de los años setenta y toda la década de los ochenta. Desde principios de los 80 hasta la actualidad, en nuestro país ha habido numerosos cambios en las costumbres que han tenido efecto las relaciones sociales. Entre estos cambios, la evolución del movimiento LGTB (especialmente los homosexuales) es el más destacado. Durante los años que trascurrió la Transición en España, se podían por primera vez expresarse con libertad, aunque con muchas dificultades en cada una de sus reivindicaciones. La explosión de los nuevos medios de comunicación y el fin de la censura permitió que el colectivo LGTB encontrara unos huecos en los que poder presentarse al pueblo español. Básicamente, a lo largo del ensayo, nos encontramos en un contexto de grandes transformaciones sociales que, aunque limitadas, culminaron favoreciendo la visibilidad de los homosexuales.
Ya situado contextualmente, el objetivo de mi investigación se enfocará principalmente en estudiar la figura de los homosexuales y averiguar porqué fue en los 80, en el caso de España, cuando esta comunidad empieza a salir a las calles a manifestarse y cuando por fin lo hicieron, si tuvieron el éxito esperado o no. Para llegar a una posible conclusión nos basaremos en la lucha del grupo LGTB (especialmente la lucha gay) y los objetivos que ésta perseguía durante estos años de gran convulsión social.
Antes de comenzar a estudiar el papel del colectivo estos años, vamos a comentar los acontecimientos más destacados ocurridos durante este periodo histórico.
El 20 de noviembre de 1975 muere Franco y la incertidumbre sobre el futuro de España de nuevo se evidencia en la calle. Se mezclan los sentimientos de esperanza y los antiguos miedos ante la nueva etapa que dejaba atrás una larga dictadura de casi cuarenta años.
El 22 de noviembre, Juan Carlos I de Borbón se convierte en el nuevo Rey de España. Este mismo día confirma a Arias Navarro como presidente del Gobierno. Su política, se queda en tímidas reformas bajo la que se esconde un continuismo del franquismo, por lo que el Rey empezó a buscar la forma de desprenderse de Arias Navarro, al que llegó a catalogar como un " auténtico desastre "(1) .
La muerte de Franco propició una importante movilización social y política. Huelgas, manifestaciones y pintadas que hablaban de libertad y derechos que desbordaron al Gobierno de Arias, que recurría a la fuerza de los "grises" como único fundamento. Ante la movilización popular y política tan evidente, Arias Navarro se ve acorralado y dimite el 1 de julio de 1976 forzado por el Rey. Tras la salida de Arias, el 3 de julio de 1976, el Rey nombra presidente del Gobierno a Adolfo Suárez. El 18 de noviembre de 1976, el Congreso aprueba el proyecto de Reforma Política, lo que supone el fin de las Cortes franquistas.
La reforma política también implica una reforma del Código Penal para poder legalizar los partidos políticos y otros órganos de representación. El momento de mayor tensión se produce con la legalización del partido comunista el 9 de abril de 1977. Tras la reforma del Código Penal y la legalización del PCE, el camino queda libre para la convocatoria de elecciones Generales. El 15 de junio de 1977 se celebran los primeros comicios de la actual democracia. Suárez gana las elecciones, aunque sin mayoría absoluta.
Para concluir el proceso de transición, con un Gobierno democrático electo y dos Cámaras de representación, faltaba cerrar el círculo. 1978 será el año de la Constitución. En octubre, las Cortes aprueban el texto y se convoca un referéndum para el 6 de diciembre de 1978, que se salda con un 77,6% de votos a favor entre los españoles (2). El Rey la sanciona y se promulga a finales de diciembre.
Tras aprobarse la Constitución se convocaron nuevas elecciones para el mes de marzo de 1979, donde vuelve a resultar vencedor Adolfo Suárez y la UCD, sin mayoría. Éste dimitió el 29 de enero de 1981. Leopoldo Calvo Sotelo es el elegido por Juan Carlos I como candidato para ocupar el lugar de Suárez. En este contexto tuvo lugar el golpe de estado del 23-F. Durante la presidencia de Calvo Sotelo, éste buscará un consenso entre las diferentes tendencias de la UCD y tendrá lugar los juicios del 23-F. En política exterior cabe destacar el ingreso de España en la OTAN. El 28 de octubre de 1982 se convocaron elecciones generales en las cuales el PSOE, liderado por Felipe González, logró la mayoría absoluta.
En política interior, continua la crisis económica, con un aumento del paro. Las huelgas y protestas de los trabajadores aumentaron. En 1985 se abrió la verja de Gibraltar. En 1986, se produjo una coyuntura económica expansiva, presidida por la entrada de inversiones y divisas procedentes del turismo. La política exterior estuvo marcada por la entrada de España en Europa: en junio de 1985 se firmó el Acta de Adhesión, con efecto desde el 1 de enero de 1986.
El 12 de junio de 1986 se celebraron elecciones que dieron de nuevo la mayoría absoluta al PSOE. En política interior, hay que señalar una mejora en la economía. El descontento sindical por la política laboral, llevó a la convocatoria de una huelga General para el 14 de diciembre, que tuvo un seguimiento masivo. Cabe destacas también, el éxito en materia de terrorismo del Pacto de Ajuria Enea en enero de 1988, que logró la unión de los partidos frente al terror de ETA. En el plano exterior, España continuó consolidándose en Europa.
En octubre de 1989 se inició la tercera etapa de Gobierno del PSOE de Felipe González hasta 1993, cuando vuelve a ser por cuarta y última vez, proclamado como presidente del Gobierno.
El movimiento de liberación del colectivo LGTB hace referencia al movimiento social y político formado por personas gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, que luchan por la igualdad de derechos y por la inclusión normalizada en la sociedad. Para hablar de este movimiento en España, es importante hacer referencia al movimiento surgido en el ámbito internacional, que será el propulsor del movimiento en el Estado español.
El movimiento de liberación de este colectivo llegó a España a finales de los setenta, trayendo los avances culturales que habían ocurrido tras las revueltas de Stonewall en Nueva York en el 1969 (3). El germen para el movimiento de liberación gay en nuestro país fue la dureza de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, ya que la severidad misma de la ley sirvió de estímulo a los propios homosexuales españoles para defenderse y organizarse.
Los últimos años del régimen franquista fueron tiempos para numerosas reivindicaciones políticas: las mujeres salían a calle y reclamaban igualdad real, pues todavía necesitan el permiso de sus maridos para abrir su propia cuenta en el banco. El colectivo tampoco iba a dejar pasar la oportunidad de poder alzar su voz para ser escuchados por primera vez en la historia de España. Aparecieron las primeras organizaciones en la clandestinidad, como Cogam en Madrid y Dignità en Barcelona. Desde el exilio en Francia, la agrupación MELH (Movimiento Español de Liberación Homosexual) publicaba una revista que se repartía, tras haber cruzado clandestinamente la frontera, entre el centenar de socios y políticos, doctores y abogados a los cuales se les enviaban también. El MELH también trabajó internacionalmente, participando en eventos como el I International Rights Congress de Edimburgo, en 1974, donde explicaba las torturas que sufrían los homosexuales en España. El MELH llegó a su fin en 1977, pero éste fue la semilla para la creación del FAGC (Front d'Alliberament Gai de Catalunya). Para que sus reivindicaciones fueran escuchadas, llegaron a escribir numerosas cartas a personalidades relevantes de la época, incluyendo al presidente Suárez, del que nunca obtuvieron respuesta.
La sociedad española del momento mostraba interés en conocer todo lo que había prohibido el franquismo, como fue el caso de la sexualidad, hecho que ayudó mucho al surgimiento del movimiento homosexual y su normalización. También de gran apoyo el papel de los medios de comunicación, que ayudaron a conocer todo lo referente a la homosexualidad, hablando de ella con total naturalidad. Estas fueron claves para el avance y el progreso del movimiento LGTB que llega hasta la actualidad.
En 1980 se da el I Congreso de la International Gay Associatión (IGA) en Santa Cristina d´Aro (Girona), donde acudieron delegados de numerosas organizaciones LGTB venidas de distintas partes de Europa. Fue acontecimiento importante, no sólo por el hecho de que fue el primer congreso europeo realizado en España sobre homosexualidad, sino por la relevancia que se le dio desde los medios de comunicación, tanto en la televisión, en la radio y prensa escrita, y que esto suponía para el movimiento homosexual la normalización y aceptación en la sociedad española(4) .
La prensa de izquierda naciente, dispuesta siempre a criticar todo aquello que el franquismo había respaldado, fue en este sentido bastante solidaria con el colectivo. Pero esto fue un caso aislado, pues los primeros activistas tuvieron que luchar duras batallas contra una sociedad sin información alguna y contra un sistema legal que les ponía sólo obstáculos e inconvenientes. Algunos de estos grupos fueron ilegales hasta bien entrados los ochenta, como es el caso de FAGC, que fue legalizado en 1985. Jordi Petit, activista y teórico, ha dado una posible explicación del éxito del movimiento pro-gay de la Transición, cuya popularidad fue el resultado de una reacción general contra todo aquello que el franquismo había prohibido: "La transición española genera un movimiento pendular en relación a todo lo que había estado prohibido; entre los tabúes, pues, estaban la pornografía que genera el llamado ‘destape’ y, como no, la homosexualidad. Así las organizaciones de liberación gay de finales de los setenta son tratadas por la prensa en igualdad de condiciones que feministas, sindicatos y partidos políticos"(5) .
En términos generales, el movimiento homosexual simpatizaba con las ideas de la izquierda española, que había vuelto a la escena política tras casi cuarenta años en la clandestinidad. Si leemos los programas de los grupos de minorías sexuales muestra cómo, en un principio, se inclinaron por la nueva izquierda. Los primeros manifiestos realizados, como el del FHAR, demandaban derechos para los homosexuales al mismo tiempo que reivindican la despenalización de la prostitución, de las drogas, el divorcio y el aborto libre. Pero su principal objetivo era el fin de la Ley de Peligrosidad Social y la amnistía para los que habían sido encarcelados por ella, y así, lo manifestaban: "Exigimos el saneamiento del personal que atiende estos centros, dando vía libre a las corrientes más progresistas que han abandonado el concepto de enfermedad, y la inmediata abolición de tratamientos como el electroshock o los psicofármacos, que no tienen otro fin que anular la voluntad del individuo. Por último, exigimos la amnistía total que incluya a los llamados presos comunes"(6)
Si vemos los programas de los partidos de izquierdas, queda claro que en la mayoría de ellos, se apoyaba y se defendían las reivindicaciones de los gays mientras que, los partidos en el centro y los de derechas no mencionaban este tema o se mostraban en contra de ello. Un ejemplo de partido de la nueva izquierda española a favor de los derechos del colectivo homosexual es el Partido del Trabajo de España, que, en la revista liberal El viejo topo, explicaba lo siguiente: "…consideramos que los homosexuales españoles no deben ser considerados ni como enfermos ni como marginados, ni por supuesto condenados, si no tratados como personas dignas. Como primer paso, estimamos necesario la derogación de todas las leyes que los discriminan y condenan, especialmente la Ley de Peligrosidad Social"(7) .
Aunque las reivindicaciones del colectivo eran cada vez más numerosas cada día, la homosexualidad seguía siendo repudiada por la sociedad, como indica un estudio realizado por la revista Guadiana en agosto de 1975, según el cual un 80% de los encuestadas y encuestados se mostraban en contra de la homosexualidad (8). Esto es bastante comprensible si se tiene en cuenta en cuenta el contexto social de aquel momento, donde existía una ley especialmente hecha para perseguir a los homosexuales para su tratamiento en centros aislados, ya que la sociedad mostraba rechazo, miedo e intolerancia al colectivo.
El movimiento LGTB en España, en este caso concreto el de los gays, no puede entenderse solamente como un movimiento expresivo de afirmación de la identidad sexual de la persona. La acción colectiva a lo largo de la historia, ha tenido como resultado numerosos impactos procedimentales que han realizados cambios destacables en la sociedad de nuestro país de las últimas décadas.
Las relaciones de colaboración de las asociaciones LGTB con las administraciones públicas fueron iniciadas a mediados de la década de los ochenta a través de las campañas de prevención y asistencia desarrollada en relación a la pandemia del SIDA. En la década siguiente, estas relaciones se consolidarían en otras áreas dirigidas a la atención información y asesoramiento del colectivo homosexual y, más adelante, en la elaboración de normativas y leyes de parejas de hecho de Comunidades Autónomas. La valoración positiva de este trabajo y de las reivindicaciones del movimiento tendrá como consecuencia la legitimación de sus organizaciones y colectivos, la divulgación y progresiva aceptación social de sus demandas, y un reconocimiento a nivel político de la identidad homosexual y el resto como identidades socialmente válidas.
En el año 1987 se deroga la Ley de Escándalo Público, que de alguna manera seguía sirviendo para continuar la persecución del colectivo, aunque no de una forma tan expresa y directa como la LPRS. A finales de los años ochenta, el movimiento se centró en conseguir leyes antidiscriminatorias.
La aprobación en 2005 de la Ley de matrimonio homosexual, supuso la culminación de todas estas reivindicaciones políticas y sociales. Tal reconocimiento normativo se debe al creciente reconocimiento social de esta realidad en nuestro país, reflejada en las numerosas encuestas realizadas, que ha contribuido a que los distintos partidos políticos impulsen cambios legislativos, tratando de modificar aquellas situaciones donde el colectivo se encontraba en desventaja. Es en este sentido, donde el movimiento LGTB es un claro ejemplo del potencial que guarda la acción política de los movimientos sociales para impulsar el cambio social, y dar lugar a una sociedad más abierta, plural y participativa, respetuosa con los deseos, sentimientos y estilos de vida de todos sus participantes. Pero no por ello debemos olvidar que la homofobia continúa presente en las estructuras sociales, como en las instituciones jurídico-políticas, y en especial, en las instituciones ideológicas, como puede ser la moral, la política, la ciencia y la religión principalmente, de donde es muy complicado erradicarla, por lo que todos debemos poner de nuestro lado para acabar con ello.
Para terminar, me gustaría citar a Simone de Beauvoir, cuando en 1949 escribió: “En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación" porque la filósofa política, activista y escritora francesa estaba en lo cierto, pero ¿Quiénes somos para decirle a los demás a quién tienen que amar? ¿Qué nos hemos creído?
1 J.A González y M.E Huertas, Historia de España (2016) pp. 309
2 R. Arias-Salgado, Una perspectiva de la Transición española a la democracia (1988) pp. 79
3 A. Melero, Activismo LGTB en la prensa cinematográfica de la Transición tardía (1979-1983) (2015) pp.80
4 J. Ugarte Pérez “Una discriminación universal… (2008) op. cit. pp. 179
5 J. Petit, 25 años más (2003) pp.19
6 A. Melero, Activismo LGTB en la prensa cinematográfica de la Transición tardía (1979-1983) (2015) pp.82
7 Manifiesto del Partido del Trabajo, El viejo topo (1977) pp.38-39
8 J. Ugarte Pérez “Una discriminación universal… (2008) op. cit. pp. 173
Bibliografía
-J.A. González y M.E. Huertas, Historia de España (2016)
-R. Arias-Salgado, Una perspectiva de la Transición española a la democracia (1988)
-Melero, Activismo LGTB en la prensa cinematográfica de la Transición tardía (1979-1983) (2015)
-J. Ugarte Pérez, Una discriminación universal. La homosexual bajo el franquismo y la Transición (2008)
-J. Petit, 25 años más (2003)
-El viejo topo (1977)
-J.M. Monferrer, Movimientos sociales y cambio social. El proceso de cambio de la agenda política impulsado por el movimiento gay/lesbiano en España (2009)
-Y. Liu, La evolución del movimiento homosexual en España y la relación con las telenovelas españolas (2015)
-R. Carranza, Evolución histórica del colectivo LGTB: de las leyes represivas a la aprobación de la ley 13/2005, de 1 de julio (2011)
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